Existían previamente libros de poesía escritos por músicos chilenos. También antologías poéticas que incluyen a cantautore/as. Pero Nunca se supo tiene características únicas: un cantautor (Chinoy) y un lingüista y luthier (Joaquín Miranda) convocaron como editores a 56 músicos de nuestro país a que aportaran poemas antes inéditos (no letras de canciones), con el propósito de conocer «otro aspecto de su creación, fuera de su zona de seguridad […]. Mostrar un poema es, en efecto, un acto de confianza profunda», como define Miranda en la presentación. El poeta Germán Carrasco aporta una introducción que alude al recorrido estrecho entre la canción chilena y la poesía, destacando antecedentes y rasgos propios de este compilado, que reúne a plumas consagradas (Patricio Manns, Fernando Ubiergo, Mon Laferte) con nombres jóvenes, en representación por igual del rock, el hip-hop, el pop y el folclor. El título del libro alude a una canción de Payo Grondona (de su disco Playa Ancha 1945) que a su vez nombra al antiguo bar porteño Nunca Se Supo (aunque en el título y en el epígrafe del libro este se cita sin las mayúsculas debidas de un nombre propio).
Al principio, la música y el poema eran un solo cuerpo. La poesía, la música, la plegaria y el rito estaban unidos. Y siempre quieren volver a esa condición primigenia, como imanes. Este es un libro de poemas escritos por músicos sin su elemento natural y esencial, la música. Ver cómo solucionan y enfrentan el poema es un desafío que nos muestra otro ángulo de su obra y a la vez nos pone de frente ante problemas de poética y estética esenciales. (Germán Carrasco)